Mujeres santas
En la Europa del Renacimiento (alrededor del año 1400-1600), los cristianos buscaban en la naturaleza la iluminación espiritual y la guía para la contemplación de lo divino. En los manuscritos iluminados de la época, los paisajes o la flora y la fauna, pintados con gran detalle, se representaban a menudo como ayuda para la oración.
La rosa, sin duda una de las flores más reconocidas del mundo, tiene múltiples asociaciones religiosas, dependiendo de su color. Las rosas rojas simbolizaban el derramamiento de la sangre de Cristo y a veces hacían referencia a la caridad de la Virgen María. Las rosas blancas evocaban la castidad de la Virgen, que era conocida como la «rosa sin espinas».
En la Europa del Renacimiento, muchos santos individuales también se asociaron con las rosas. Por ejemplo, Santa Isabel de Hungría llevaba en secreto cestas de pan para alimentar a los pobres en contra de la voluntad de su marido. Cuando éste la sorprendió participando en este acto de caridad, el pan se convirtió milagrosamente en rosas.
Las rosas tienen un profundo significado cristiano. Se asocian a los clavos utilizados en la Crucifixión y en las coronaciones, mientras que el nombre dianthus se traduce como «flor de Dios» (del griego original Dios por Zeus), y puede encontrarse representado en numerosos manuscritos iluminados.
Simbolismo de la flor mariana
Según el calendario católico, el 4 de septiembre es la fiesta de Santa Rosa de Viterbo (1235-1252), canonizada por el Papa Inocencio IV. Es la patrona de los floristas y de todos los cultivadores de flores.
Nacida en Viterbo (actual Italia), Rosa ingresó en la Tercera Orden de San Francisco (T.O.S.F.) a los 10 años, pero nunca ingresó oficialmente en un convento (por falta de dote). Según la leyenda, «el 5 de diciembre de 1250 predijo la muerte del emperador, que se cumplió 8 días después, el 13 de diciembre». Rosa se dirigió a la ciudad de Vitorchiano, que estaba poseída por una hechicera y consiguió la conversión de todos, incluso de la hechicera, al parecer permaneciendo indemne durante tres horas en las llamas de una pira ardiente».
«José de Nava, activo desde 1748, es considerado «el más conocido y famoso de los grabadores poblanos». Posiblemente nació hacia 1728 y murió en 1817 a los 89 años de edad. Tanto él como [Miguel Jerónimo] Zendejas realizaron obras en el mismo año de su muerte. Sin embargo, algunas de las creaciones de Nava se imprimieron hasta después de su muerte. Según Manuel Romero de Terreros, [Nava] dedicó toda su vida a su arte y produjo excelentes grabados, la mayoría de ellos de temática religiosa. Trabajó con tal rapidez que después de que el virrey Marqués de las Amarillas entrara en México el 10 de noviembre de 1755, en diciembre siguiente Nava ya había grabado y dedicado al virrey su excelente plano de la Nueva España».
Masukan
R: El lirio se asocia con San José, esposo de María, a través de una antigua leyenda que dice que fue elegido entre otros hombres por el florecimiento de su vara como un lirio. Asimismo, el pasaje bíblico «El justo florecerá como el lirio» se aplica a San José en la liturgia de la Iglesia Católica Romana para su fiesta, el 19 de marzo.
Así, en el arte religioso se utiliza el lirio como emblema de San José, y del mismo modo en el simbolismo floral religioso los nombres «Báculo de San José» y «Lirio de San José» se han aplicado a una serie de flores, según la región.
En la Iglesia romana, San José, el carpintero de Nazaret, es también venerado como patrón de todos los obreros, con fiesta el 1 de mayo, y por tanto como patrón de todos los que trabajan por la construcción del Reino de Dios en la tierra como en el cielo. Por ello, lo hemos adoptado como patrón de los trabajos de jardinería de María.
Flores con significado católico
Los Jardines de María, jardines plantados con hierbas y flores que a través de los tiempos se han asociado con la Virgen María, se puede decir que tienen raíces que se remontan a tiempos anteriores a Cristo. Ya entonces, las hierbas, especialmente sus flores, servían como símbolos de todo lo que era puro y santo, como se encuentra en Cristo y su Virgen Madre.
Las leyendas relativas a muchas de estas flores abundan en el folclore cristiano. Por ejemplo, se cuenta que el Ornithogalum arabicum, la estrella de Belén, apareció por primera vez en la tierra la noche del nacimiento de Cristo. Según la leyenda, la estrella que condujo a los tres reyes magos a Belén estalló en miles de fragmentos tras detenerse en su destino. Estos fragmentos brillantes que cayeron al suelo se transformaron en flores, indicando a los Reyes Magos la santidad de la zona. Otra leyenda cuenta que
Helleborus niger, la rosa de Navidad, apareció milagrosamente cuando las alas de un ángel barrieron el suelo para proporcionar un regalo a una pobre niña que lloraba por no tener ningún regalo que colocar junto a los que los pastores llevaron al pesebre de Belén.
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