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Clases de humanismo y sus caracteristicas

Tipos de humanismo en el renacimiento

El humanismo es un grupo de filosofías y perspectivas éticas que hacen hincapié en el valor y la capacidad de acción de los seres humanos, tanto individual como colectivamente, y que generalmente prefieren el pensamiento individual y la evidencia (racionalismo, empirismo), en lugar de la doctrina o la fe establecidas (fideísmo). Dos formas comunes de humanismo son el humanismo religioso y el humanismo secular.

Humanismo, término que se aplica libremente a una variedad de creencias, métodos y filosofías que hacen hincapié en el ámbito humano. Sin embargo, la mayoría de las veces el término se utiliza en referencia a un sistema de educación y un modo de investigación que se desarrolló en el norte de Italia durante los siglos XIII y XIV y que posteriormente se extendió por Europa continental e Inglaterra. Conocido también como humanismo renacentista, este programa tuvo una influencia tan amplia y profunda que es una de las principales razones por las que el Renacimiento se considera un periodo histórico distinto. De hecho, aunque la palabra Renacimiento es de acuñación más reciente, la idea fundamental de ese periodo como uno de renovación y renacimiento es de origen humanista. Pero el humanismo buscó sus propias bases filosóficas en épocas mucho más tempranas y, además, siguió ejerciendo parte de su poder mucho después del final del Renacimiento[1].

Humanismo religioso

Grupo de filosofías y perspectivas éticas que enfatizan el valor y la capacidad de acción de los seres humanos, individual y colectivamente, y que generalmente prefieren el pensamiento individual y la evidencia (racionalismo, empirismo), sobre la doctrina o la fe establecida (fideísmo). Dos formas comunes de humanismo son el humanismo religioso y el humanismo secular.

Humanismo, término que se aplica libremente a una variedad de creencias, métodos y filosofías que hacen hincapié en el ámbito humano. Sin embargo, la mayoría de las veces el término se utiliza en referencia a un sistema de educación y un modo de investigación que se desarrolló en el norte de Italia durante los siglos XIII y XIV y que posteriormente se extendió por Europa continental e Inglaterra. Conocido también como humanismo renacentista, este programa tuvo una influencia tan amplia y profunda que es una de las principales razones por las que el Renacimiento se considera un periodo histórico distinto. De hecho, aunque la palabra Renacimiento es de acuñación más reciente, la idea fundamental de ese periodo como uno de renovación y renacimiento es de origen humanista. Pero el humanismo buscó sus propias bases filosóficas en épocas mucho más tempranas y, además, siguió ejerciendo parte de su poder mucho después del final del Renacimiento[1].

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Pérez Zagorín es profesor emérito de Historia Joseph C. Wilson en la Universidad de Rochester y miembro del Centro Shannon de Estudios Avanzados de la Universidad de Virginia. Es miembro de la Academia Americana desde 1976.

¿Hay, o puede haber, algún lugar para el humanismo en el mundo del siglo XXI? Después de los terribles acontecimientos del siglo pasado, ¿hay algún motivo para creer que la humanidad puede llegar a considerar la vida y la felicidad de los seres humanos como un valor supremo que debe ser apreciado y promovido de todas las maneras posibles?

Estas son algunas de las preguntas que se plantean en la amplia cuestión general de si el humanismo, como concepto y como ideal sustantivo, puede seguir teniendo el poder de ayudar a dar forma al curso de los asuntos humanos. En Occidente, el humanismo nació por primera vez en Grecia durante los siglos IV y V a.C., en la época de Platón y Aristóteles. Fueron los sofistas quienes, como maestros en el siglo V, originaron el humanismo como un programa cultural-educativo o paideia orientado al desarrollo polifacético de las facultades del hombre y a la creación de la más alta excelencia de la que era capaz. “La vida no examinada”, decía Sócrates en la Apología de Platón, “no merece la pena ser vivida”. De hecho, aunque la lengua griega no tenía una palabra para designar el humanismo, la preocupación por el hombre y su dignidad se convirtió en el centro del pensamiento griego en esta época en el teatro, la filosofía y la historia. Así, Sófocles escribió: “Las maravillas son muchas, y ninguna es más maravillosa que el hombre”.

Principios del humanismo

El humanismo es una postura ética, cultural, filosófica y artística surgida en el siglo XV en Europa, que destaca la importancia del propio ser humano como fuente de formación de valores. Características del humanismo

El humanismo se considera una visión progresista contraria al sobrenaturalismo (creencia en la existencia y participación de entidades sobrenaturales en los acontecimientos mundanos).  Teniendo en cuenta que la corriente humanista comenzó durante el Renacimiento, contribuyó a la disminución de la influencia de la iglesia en esa época.

Los humanistas creen que sólo la evidencia científica hace que un concepto sea aceptable y preciso.  Según esta corriente, la razón, la especulación y el método científico son herramientas perfectamente capaces de obtener respuestas satisfactorias sobre el mundo, sin necesidad de recurrir a lo sobrenatural.

El humanismo establece que valores como el amor, el respeto y la honestidad deben desarrollarse a través de experiencias individuales y mundanas.  Así, la corriente humanista rechaza la idea de que fuerzas externas deban dictar la moralidad de los actos humanos, además de desconocer cualquier concepto religioso al respecto.

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